miércoles, 30 de mayo de 2012

La autocomunicación de masas y los conglomerados



Manuel Castells reconoce en su estudio sobre la comunicación en la era digital, que hay un nuevo fenómeno llamado la autocomunicación de masas. Este fenómeno consiste en el hecho de que la comunicación de masas, por un lado, ha dejado de ser estrictamente unidireccional (es decir, el mensaje sólo va del los medios al público pero éste no tenía oportunidad de responder), y por otro lado, ha permitido que el individuo decida qué es lo que quiere saber y qué información quiere recibir. Todo esto posible por el desarrollo de las tecnologías de la comunicación, como por ejemplo, el internet. “La capacidad interactiva del nuevo sistema de comunicación da paso a una nueva forma de comunicación, la autocomunicación de masas.” Sin embargo, los conglomerados están modelando y controlando esta nueva forma de autonomía del individuo en el proceso de comunicación.

No obstante, este potencial para la autonomía está modelado, controlado y cercenado por la creciente concentración e interrelación de las corporaciones de medios y de operadores de redes en todo el mundo. Las redes de empresas multimedia globales (incluidos los medios que son propiedad de los gobiernos) han aprovechado la ola de desregulación y liberalización para integrar redes, plataformas y canales de comunicación en sus organizaciones multinivel mientras establecían enlaces de conexión con las redes de capital, la política y la producción cultural. (Castells, 2010: 188)

Es importante aclarar que esto no implica un control total sobre las prácticas de la comunicación. Es una gran influencia, pero aún así, la comunicación es diversa, las empresas compiten entre sí, lo cual permite que haya espacio para la elección por parte del individuo. Hay posibilidades de crear nuevos productos y formas de comunicación en medio de estas redes globales, y aunque muchas veces no tienen mucho éxito en comparación con los conglomerados, algunas sí son acogidas por el público y éste puede elegir qué información o contenido quiere ver. Por otro lado, estas empresas o alianzas empresariales que son los conglomerados, deben acoplarse a las diferentes culturales de las sociedades (culturas locales) y a su vez, acoplarse a una cultura global, explicada en entradas anteriores. “Por tanto, el sistema de comunicación digital global, si bien refleja las relaciones de poder, no se basa en la difusión jerarquizada de una cultura dominante. Es un sistema variado y flexible, abierto en el contenido de sus mensajes dependiendo de las configuraciones concretas de empresas, poder y cultura.”

En muchas ocasiones se ha pensado que la formación de conglomerados actualmente ha hecho gran daño a las culturas y a la identidad de las naciones: se cree que se ha homogeneizado la cultura, que se ha perdido la identidad, y que además, al ser la mayoría de los conglomerados estadounidenses, la cultura se ha americanizado. Todo esto es falso y es importante comprenderlo. Los conglomerados tienen grandes efectos en la promoción de la cultura global, y producen muchos productos culturales globales, haciendo a ésta cada vez más fuerte; sin embargo, esto no significa que ignoren a las culturas locales. Si su fin es llegar a donde más pueden, tienen que producir contenidos más específicos con los cuales los individuos se sientan identificados.

Por otro lado, en cuanto a la manipulación que se cree que tienen estos grupos empresariales, como se puede ver, con las tecnologías actuales, existe una autocomunicación de masas, que a pesar de que esté en cierto modo controlada por los conglomerados, no le quita la libertad al individuo ni hace que éste se convierta en un participante pasivo del proceso de comunicación. Como dice Russell Neuman en su estudio sobre la audiencia de masas: “la audiencia es pasiva y activa al mismo tiempo.”

Bibliografía:
Castells, Manuel. Comunicación y Poder. Madrid: Alianza Editorial. Año: 2010

Cambios culturales en un mundo globalizado



“La cultura ha adoptado otra lógica diferente con la transición 
de la industria cultural a la industria cultural global; la globalización
 ha dado a la industria de la cultura un modo de funcionamiento 
fundamentalmente diferente.” (Castells, 2010: 165)

Los medios para poder llegar a una audiencia deben reconocer, identificar y comprender sus códigos culturales y cada sociedad tiene un código diferente. Esto implica que el formato y el contenido de los  mensajes transmitidos por los medios dependen de la evolución cultural de cada sociedad. Sin embargo, como las redes de los medios de comunicación son globales, las transformaciones culturales y la evolución cultural comienza a tener aspectos globales: “Como la sociedad red es global, hay aspectos comunes e interdependencias en el proceso de transformación cultural.” (Castells, 2010: 165)


 En la entrada anterior planteamos una pregunta: ¿QUÉ CAMBIOS CULTURALES PUEDE GENERAR LA GLOBALIZACIÓN DE LOS MEDIOS? Pues, es claro que la cultura en un mundo globalizado puede tener muchas transformaciones, y especialmente si los medios de comunicación son globales, pues esto implica que el mismo mensaje puede llegarle a muchas sociedades a la vez a pesar de sus diferencias tanto geográficas como culturales. La gran cuestión que surge a partir de esto es: ¿se está homogeneizando la cultura? A esto, Castells responde que sí, pero que en su mayor parte no.


Manuel Castells afirma que, efectivamente, existe una cultura global, y esta puede observarse en tres niveles: en un primer nivel, existe una parte importante de la población (pero minoritaria) que considera que existe una conciencia de un destino común del planeta (cosmopolitismo); en segundo lugar, existe una cultura global que se caracteriza por la mezcla y la hibridación de muchas culturas del mundo, y productos culturales de una sociedad pueden ser recibidos y acogidos por otra sociedad distinta; finalmente, está una cultura global de consumismo, pues si el capitalismo se ha globalizado, el consumismo también debe ser algo que llegue a casi todas las sociedades del mundo.

Por otro lado, las diferentes formas de identificación cultural que existen hacen más compleja la interacción entre la cultura global del consumismo, el cosmopolitismo y la hibridación cultural con las fuentes de identificación cultural.  Si a esta interacción le sumamos el otro eje de diferenciación cultural, individualismo y comunalismo, se forman cuatro combinaciones que se expresan en “formas definidas de patrones culturales” (Castells, 2010: 169):



GLOBALIZACIÓN
IDENTIFICACIÓN
INDIVIDUALISMO
Consumismo de marca
Individualismo en red
COMUNALISMO
Cosmopolitismo
Multiculturalismo

“Así pues, de la interacción de las dos grandes tendencias culturales bipolares que caracterizan a la sociedad red global han surgido cuatro configuraciones culturales: consumismo, individualismo en red, cosmopolitismo y multiculturalismo.” (Castells, 2010: 170). En este espacio cultural debe funcionar la comunicación. Los medios de comunicación, al ser globales, deben acoplarse a estas configuraciones culturales para poder transmitir los mensajes de una manera global.

Los medios de comunicación, tratando de obtener cada vez más audiencias y aumentar su negocio, promueven y construyen la cultura del consumismo de marcas. Esto lo hacen a través del sector global del entretenimiento con películas, música, telenovelas, videojuegos, libros, entre otros. “La integración global y vertical del sector facilita la difusión de las marcas a través de numerosos canales que se refuerzan entre sí. Además, la evolución de las noticias hacia el infoentretenimiento amplía el alcance del consumismo a todo el ámbito social y político.” (Castells, 2010: 170)




Son los medios de comunicación los que promueven, hacen los productos e incentivan el crecimiento de esta cultura global de consumo. Los productos culturales pueden ser de cualquier origen, y en vez de homogeneizarlos a una sola cultura (como por ejemplo, la americana) éstos son difundidos en paquetes personalizados para así poder llegar a un público mucho más amplio.  Un ejemplo de esto es Betty la Fea. “En suma: la industria del entretenimiento global, que apoya a y se apoya en la publicidad, es el principal canal para la construcción de una cultura consumista de marcas.” (Castells, 2010: 173) Por otro lado, no es sólo la cultura del consumismo la que es promovida por los medios. El cosmopolitismo se trata de promover a través de las redes de noticias de los medios globales construyendo una esfera pública mundial que reúna a las naciones, como por ejemplo, CNN.


En cuanto al multiculturalismo, en los medios se ven productos locales que utilizan los códigos culturales de la sociedad a la cual están dirigidos, y a su vez, se ve como productos globales son transformados a códigos culturales propios como el idioma. Y la cultura del individualismo se ha visto promovida por el Internet y por las plataformas de las redes sociales en la web.

Y es así como volvemos al tema de nuestro blog: Los Conglomerados. De esta manera se ve como las redes globales de medios son promotoras de la cultura global actual. Los conglomerados, o estructuras empresariales globales, toman códigos culturales de la cultura global para así poder llegar cada vez a una audiencia mucho más amplia, aumentar la cobertura, y obtener un mayor poder económico. De nuevo, se ve como estas nuevas formas de alianzas empresariales de medios pueden incidir fuertemente en la sociedad. En este caso, vemos como pueden ser creadores de una cultura global en medio de lo local. 

Bibliografía:
Castells, Manuel. Comunicación y poder. Madrid: Alianza Editorial S.A.  Año: 2010

martes, 29 de mayo de 2012

Las políticas reguladoras, los intereses empresariales, la estructura y la tecnología de los medios de comunicación



“La transformación tecnológica y cultural de la comunicación social se ha canalizado y conformado mediante estrategias empresariales que llevaron a la formación de un sistema de empresas multimedia conectado globalmente.” (Castells, 2010: 144) Son los intereses empresariales los factores que definen o determinan el despliegue de estas redes de comunicación. La formación de este sistema de empresas o de redes fue posible gracias a una transformación en las políticas reguladoras en el mundo.



Como ya se sabe, en las últimas dos décadas del siglo XX, con el auge del nuevo liberalismo económico y el libre comercio, se empezaron a implementar políticas a favor de la desregulación, la privatización y la liberalización de los sectores de la telecomunicación, el Internet, la radio, la prensa y la televisión. Generalmente, en torno a estos ámbitos existen tres tipos de políticas reguladoras: unas en torno a los derechos de la propiedad intelectual y derechos de autor, otras en torno a la regulación de los servicios (Por ejemplo, el servicio de telefonía para toda la población), y otras en torno a la propiedad de los medios. La desregulación se ha visto en el último aspecto.



En el mundo entero se ha visto esta tendencia, sin embargo, nunca tan extrema como en Estados Unidos, pues en la mayoría de naciones se tiene la noción de los medios de comunicación como entes de gran influencia sobre la cultura y la política dentro de una sociedad: “En el mundo, por lo general, la comunicación siempre se ha considerado demasiado importante como para dejarla en manos privadas.” El Estado, generalmente, era el que tenía el poder sobre los medios, y en el mundo, la privatización y la desregulación de éstos se ha venido dando a un paso más lento que en USA. El gobierno, a pesar de permitir que los medios pasen a manos privadas, tiene el poder de repartir licencias a determinadas empresas o personas.

En resumen, la política reguladora más importante en Europa y en la mayor parte del mundo ha sido la liberación gradual y limitada del control de los gobiernos nacionales sobre la radio y la televisión e indirectamente sobre la prensa escrita, a favor de una serie de grupos empresariales privados y de gobiernos regionales. Las compañías de medios de comunicación a menudo utilizaron esta relativa autonomía para conectarse con redes empresariales globales, aumentando así su independencia respecto al gobierno. (Castells, 2010: 159)
 




Como se puede ver, una de los factores decisivos en la formación de los conglomerados y la globalización y desnacionalización de la producción y distribución de los medios fueron el sistema económico del capitalismo y la tendencia al nuevo liberalismo económico. Entidades internacionales como la OMC (Organización Mundial de Comercio) y el FMI (Fondo Monetario Internacional) ayudaron a este proceso a favor del modelo económico que defienden. Esto es una evidencia de que, efectivamente, son los intereses económicos y empresariales los que definen la evolución de la comunicación social.








Esto ha tenido efectos en el contenido, y se ha observado que aquellos que son dueños de los medios tienen un gran poder económico, simbólico y por ende, político; pero, a su vez, los medios se han despolitizado cada vez más, y se han globalizado y han ampliado su contenido a un mayor número de audiencias. El poder político de los medios ya no depende de ideologías o doctrinas, sino más bien del poder económico que éstos tienen y por ende, de la influencia que pueden tener sobre decisiones del gobierno para poder seguir favoreciendo sus intereses privados.

Una de las muchas preguntas importantes que pueden surgir a partir de estas transformaciones es: ¿QUÉ CAMBIOS CULTURALES PUEDE TENER LA GLOBALIZACIÓN DE LOS MEDIOS? En la entrada anterior, hablábamos de que lo local influye en lo global, y que lo global influye en lo local. Sin embargo, consideramos importante analizar más a profundidad los efectos que pueden tener en las culturas y qué transformaciones pueden implicar. 

Conglomerados y el contenido de los medios


En el libro Comunicación y poder, Manuel Castells profundiza en el fenómeno de la comunicación en el siglo XXI. Lo primero que él afirma es que para poder comprender el proceso de comunicación actual y sus componentes, es necesario profundizar en las transformaciones que ha sufrido la tecnología, la estructura de las empresas mediáticas, la cultura de la globalización y la cultura local (lo global y la identidad); y finalmente, las transformaciones en las relaciones sociales y las relaciones de poder.

En cuanto al tema de la estructura de las empresas mediáticas y su organización, Castells identifica los siguientes cambios:
- La comercialización generalizada de los medios- la globalización y concentración de las empresas de comunicación de masas mediante conglomerados y redes;- La segmentación, personalización y diversificación de los mercados de medios de comunicación, con especial hincapié en la identificación cultural de la audiencia;- La formación de grupos empresariales multimedia que abarcan todas las formas de comunicación y, por supuesto, Internet,- y una mayor convergencia empresarial entre operadores de telecomunicaciones, fabricantes de ordenadores, proveedores de Internet y empresas propietarias de los medios de comunicación. (Castells, 2010: 89)
 Según este autor, la formación de estas redes globales ha sido posible gracias a los cambios y la creación de nuevas políticas públicas que están a favor de la desregulación del mercado, la liberalización y la privatización, pues éstos son los principios que predica el sistema económico global.

Los medios de comunicación se convirtieron en un negocio, y al ser un negocio, las formas de comunicar y las operaciones de dichos medios han cambiado radicalmente. Se han formado alianzas globales, pero, a pesar de estas alianzas, lo local se mantiene, pues el éxito en audiencias y en ganancias de un medio depende de su capacidad para adaptarse a la comunidad a la cual está dirigido. Esto no quita que lo global, a su vez, influya en lo local: los conglomerados, al entrar a nuevos mercados, logran reprogramar eficazmente “el mercado regional hacia un formato comercial que facilite la conexión con sus redes empresariales.” (Castells, 2010: 130)
 
Por esta razón, programas son importados y exportados a otras naciones, como por ejemplo Quién quiere ser millonario, Betty la fea, entre otros. De esta manera, muchas veces se ve influencia internacional, como por ejemplo, de Estados Unidos, en los contenidos de los medios locales; y vemos cómo éstos, al tratar de competir por audiencias con los productos importados, imitan formatos estadounidenses. Por otro lado, los contenidos que se producen en las diferentes empresas no tienen mucha identidad, sino que se trata de que pueda ser dirigido a varios públicos a la vez.





Esta es una de las muchas consecuencias que tiene este tipo de estructura empresarial que están tomando los medios de comunicación. Los contenidos se van transformando para obtener más audiencias y para tener cada vez más conexiones y más cobertura. Y al transformarse los contenidos, se pueden generar grandes efectos en la sociedad que está recibiendo la información tanto en su identidad como en sus opiniones y en los símbolos que utilizan. 

Bibliografía: 
Castells, Manuel. Comunicación y poder. Madrid: Alianza Editorial S.A. Año: 2010

lunes, 28 de mayo de 2012




La siguiente es una entrevista realizada por Atilio A. Boron al profesor Armand Mattelart en el marco del III Foro Social Mundial (Porto Alegre, Brasil, 2002). Es ésta se reflexiona acerca de la concentración y los monopolios de los medios de comunicación, el papel de los medios públicos y el mito de una comunicación democrática .Por otra parte, se tratan temas sobre la necesidad de una apropiación crítica de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.

El siguiente video es una crítica por parte del grupo Anonymous a la estructura empresarial de los medios, al poder y a la influencia que éstos tienen. Ésta es una postura interesante, pues muestra una de muchas percepciones que tiene la gente acerca de los medios de comunicación y el papel que juegan en la sociedad.



Entrevista a Manuel Castells sobre su libro Comunicación y Poder y sobre el panorama actual de los medios de comunicacion.