Alejandro López Correa
Como se ha evidenciado en entradas posteriores, los conglomerados de comunicación tienen alta incidencia en múltiples esferas y variados aspectos de un territorio en particular, inclusive inimaginables. Es decir, un conglomerado de comunicación se relaciona con lo político, lo social y lo económico, y si somos más radicales, los conglomerados llegan incluso a incidir inclusive en culturales de una población cualquiera, en general. De la que se hable.
La temática pertinente a esta incidencia y este "doble condicional" entre conglomerados y esferas afectadas -es decir, el hecho de que la política, la sociedad y la economía contribuyan y retroalimenten a la formación de estos conjuntos empresariales e informativos-, ha sido debate central de este blog. Y esta entrada no es la excepción, puesto que en tal me propongo a presentar un balance del trabajo realizado a través del semestre -a manera de conclusión- así como también tengo como pretensión evidenciar el elemento político, presente en todo momento si se trata la temática de los conglomerados de comunicación.
Para tal fin, tendré en cuenta el artículo acerca del tema de María Camila Ocampo Villegas, comunicadora social de la universidad de La Sabana. El texto, publicado en el año 2004 se titula "Conglomerados multimedia: la nueva tendencia empresarial de los medios de comunicación", y es de resaltar que dicho escrito es innovador y premonitorio en tanto se anticipa medianamente a la situación que se vive hoy día en el mundo de los conglomerados de comunicación, que tienen el plus de llevar el elemento multimedia implícito. Lo anterior se debe al Internet y la multiplicidad de formatos disponibles a la hora de llevar a cabo las prácticas pertinentes al desarrollo y consolidación de los conglomerados de comunicación. Por ejemplo, una asociación o alianza económica entre dos grupos empresariales grandes que tengan como pretensión la consolidación o el acrecentamiento de un conglomerado se puede dar a conocer ya sea por televisión, o por Internet, o por radio. En tal sentido, Ocampo Villegas nos otorga un punto de vista previsible en torno a lo que estaba por acontecer en esa situación.
Como primera medida, es pertinente evocar una situación propia del desarrollo de los conglomerados de comunicación en estos últimos años: el hecho de que el proceso se realice paralelo a la globalización. Al momento de publicarse el texto, la palabra globalización estaba en auge y hoy día es un concepto revaluado casi por completo, puesto que el proceso de globalización ya está más que dado en casi todo el mundo. Al evocar esa situación de globalización generalizada, Ocampo Villegas señala que América Latina no es ajena a la inmersión de los conglomerados de comunicación, tanto en un ámbito general -empresas, Gobiernos, Estados- como en uno específico -cómo estas grandes alianzas afectan los aspectos más ínfimos de la vida cotidiana de los habitantes de una población en particular-. En referencia a la reciente inmersión de los conglomerados al ámbito latinoamericano, la autora enuncia que "si bien estos medios de información respondían a ideologías nacionales, ahora defienden y protegen una sola ideología multinacional: el mercado anclado a la globalización, la unificación cultural y el consumismo" (p. 4, Ocampo Villegas, 2004).
Con relación a lo anterior, me gustaría relacionar el aporte de la autora con el elemento político que pretendo evocar, pues si bien la función de los conglomerados -refiriéndose a Latinoamerica- ha cambiado, la relevancia política implícita en los intereses de estos es más que evidente. Por una parte, la pretensión anterior de los conglomerados era dar cuenta de una ideología nacional, es decir, se remitía a un elemento específico propio de la concepción política de los habitantes de una nación determinada. Sin embargo, esto se tornó más general con el paso del tiempo hasta el punto de optar por el propósito de generar una ideología multinacional. En este punto el elemento político se cruza con el económico porque la ideología multinacional -la más generalizada- se pretende legitimar a través de elementos como el mercado y el consumismo.
Me gustaría ahora resaltar la
importancia de medios de comunicación en manos de grupos políticos. Los dos anteriores agentes, en conjunto, formarían un conglomerado, como bien se sabe. No obstante, la situación es peligrosa porque, como lo anuncia Ocampo Villegas (2004), estas empresas mediáticas tienen la función de proteger la imagen de los grupos políticos que las subvencionan, lo cual, desde una perspectiva muy personal, va en detrimento de la información otorgada por dichos grupos comunicacionales. Tal situación se ha evidenciado a lo largo de todo el trabajo en el blog, y a su vez evoca la constante situación de dominación por parte de la élite y subyugo por parte de los grupos minoritarios, de la que todos estamos enterados. Es decir, hay una élite privilegiada que ha legitimado su status y sus beneficios a través del tiempo, y esa élite presenta las condiciones necesarias para la manutención y consolidación de los principales medios para controlar a una población.
En resumidas cuentas, esta situación -que tiene un alto contenido político- es prácticamente financiada por los grupos comunicacionales que en principio no fueron creados para satisfacer tal función que es beneficiaria para una unos cuantos nada más. Lo anterior, a su vez, reproduce lo que conciba la población subyugada en términos políticos, y esa concepción a fin de cuentas será la propiciada por la élite que tiene el poder de las comunicaciones.
La posición de la autora es difusa y contradictoria en torno a las temáticas que trata en su texto, por lo que veremos más adelante. Afirma, en cuanto a los medios comunicacionales, que estos "se están convirtiendo en emporios poderosos que determinan sus propias reglas y que han descubierto que la explotación comercial de los mensajes es una de las industrias más florecientes del tercer milenio" (p. 8, Ocampo Villegas, 2004). Las reglas que se determinen reflejarán la percepción política de tales medios. Sin embargo, es absurdo pensar en lo anterior puesto que las reglas que se fijen estarán supeditas a un grupo más grande que subviene sus intereses -y este es político o económico, por lo general-, entonces, a fin de cuentas, los grupos comunicacionales son más un canal de transmisión de ideas de entes mayores que entidades ajenas e independientes con capacidad de dar cuenta de intereses propios.
Finalmente, pasando a otro plano, me gustaría realizar una corta reconstrucción de las entradas previas que constituyen el trabajo realizado a lo largo del semestre. Durante las primeras entradas, las entradas del blog se dedicaron de lleno a contextualizar el tema, hacer un bosquejo de la situación de los conglomerados en Latinoamérica, y ejemplificaba -por medio del caso del Grupo Planeta- la manera en la que los conglomerados de comunicación influían en las nuevas narrativas periodísticas . Las entradas del blog proseguían trayendo a colación la temática pertinente a la estructura de los medios específicamente en el caso colombiano, así como también volvía a hacer énfasis en la estructura de los conglomerados latinoamericanos por medio de un mapa que cuenta con algunos ápices de infograma. Adentrándose más en la pretensión particular del blog -hablar de manera general de los conglomerados para dar cuenta de lo que pasaría en uno a nuestro alcance -como por ejemplo el caso hipotético del Grupo Santodomigo-, en la entrada del 20 de abril se observa de manera coyuntural el porqué es importante comprar medios de comunicación, realzando una vez más el elemento político implícito en todo este accionar. De manera similar, dicha temática principal -el tema de los conglomerados y sus implicaciones en la sociedad en general- se puede observar otras entradas, tales como La formación de un individuo a través de los sistemas de comunicación o Industria cultural y los conglomerados: monopolio de la cultura. Ya para terminar la pequeña mención a la temática del blog en general, este también se ha encargado de tratar una suerte de temáticas extracurriculares, tales como la visita de Gay Talese a Colombia o denotar el tipo de narrativa utilizado por otro blog que se dedica profundizar en el tema de estereotipos y formación de nación.
La anterior intervención ha sido, pues, una de las últimas en el presente blog que -como he venido señalando reiteradamente- se ha detenido en la temática respectiva a los conglomerados de comunicación y sus posibles connotaciones en todos los ámbitos posibles, tanto macro como micro. A manera de conclusión parcial del tema, me gustaría abrir el agitado y controvertido debate sobre la función de estos "inocentes" conjuntos de empresas que, a decir verdad, casi controlan la sociedad, o por lo menos su supraestructura. ¿Qué tan influenciado está nuestro contexto por los conglomerados de la comunicación?, ¿es pertinente que grupos con fines económicos y políticos controlen a los medios?, ¿en qué casos es pertinente tal control o intervención? A partir de lo anterior, ¿qué tan evidente es esa situación en nuestro contexto colombiano?, ¿nos beneficia?, ¿qué propuestas existen en pro de mitigar el impacto de estos grandes grupos económicos y comunicacionales?, ¿en qué medida el control de grupos políticos o económicos sobre medios de comunicación vician la información que se le presenta a la sociedad?
Bibliografía.
Ocampo Villegas, Maria C. 2004. Conglomerados multimedia: la nueva tendencia empresarial de los medios de comunicación. Universidad de la Sabana. Bogotá, Colombia.
importancia de medios de comunicación en manos de grupos políticos. Los dos anteriores agentes, en conjunto, formarían un conglomerado, como bien se sabe. No obstante, la situación es peligrosa porque, como lo anuncia Ocampo Villegas (2004), estas empresas mediáticas tienen la función de proteger la imagen de los grupos políticos que las subvencionan, lo cual, desde una perspectiva muy personal, va en detrimento de la información otorgada por dichos grupos comunicacionales. Tal situación se ha evidenciado a lo largo de todo el trabajo en el blog, y a su vez evoca la constante situación de dominación por parte de la élite y subyugo por parte de los grupos minoritarios, de la que todos estamos enterados. Es decir, hay una élite privilegiada que ha legitimado su status y sus beneficios a través del tiempo, y esa élite presenta las condiciones necesarias para la manutención y consolidación de los principales medios para controlar a una población.
En resumidas cuentas, esta situación -que tiene un alto contenido político- es prácticamente financiada por los grupos comunicacionales que en principio no fueron creados para satisfacer tal función que es beneficiaria para una unos cuantos nada más. Lo anterior, a su vez, reproduce lo que conciba la población subyugada en términos políticos, y esa concepción a fin de cuentas será la propiciada por la élite que tiene el poder de las comunicaciones.
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