Al comprar un medio de comunicación, no se está
comprando una empresa cualquiera. Se está comprando una industria cultural, y a
través de ésta, aquél que la está adquiriendo obtiene, además de un aumento en
sus ganancias (pues es una buena inversión), algo mucho más valioso:
poder simbólico. Los medios de comunicación tienen el poder, como se había
dicho en las entradas anteriores, de producir símbolos, determinantes en la
interacción de los individuos y en todo tipo de actividad.
Juan Carlos Gómez, profesor de
la Universidad de la Sábana dice que "Las movidas de los empresarios al entrar a ese sector, tiene
que ver con la 'posibilidad de ampliar su capacidad de influencia y de poder. Cuando
buscan estos fines, dijo el experto, no lo hacen solo desde la perspectiva
económica, sino también desde la simbólica y es precisamente allí donde un
medio de comunicación puede parecer una inversión llamativa."
[1]
Los medios de comunicación, al
tener poder simbólico, respalda el poder económico de las empresas que
invierten en ellos, y además, amplía su influencia y su poder político; y, por otro lado, le da ganancias. Como se puede ver, comprar un medio de
comunicación significa comprar un gran poder en todos los ámbitos.
En cuanto al cambio en la línea editorial
de los medios cuando pasa de ser de una empresa a otra, generalmente esto sólo es evidente a largo plazo. El experto
Mario Morales, en referencia a la compra de Luis Carlos Sarmiento a El Tiempo, dice
que “las posibilidades de cambio en términos de línea editorial no se verán a
corto plazo”. [2]
Poco a poco se van haciendo evidentes los intereses de la empresa que obtiene
al medio mientras lo va utilizando para aumentar su influencia.
[1] La República, Los
16 grupos económicos que están detrás de los medios de comunicación en la
región. (http://www.larepublica.com.co/node/6493)
[2] La República, Los
16 grupos económicos que están detrás de los medios de comunicación en la
región. (http://www.larepublica.com.co/node/6493)
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