En el
libro Comunicación y poder, Manuel
Castells profundiza en el fenómeno de la comunicación en el siglo XXI. Lo
primero que él afirma es que para poder comprender el proceso de comunicación
actual y sus componentes, es necesario profundizar en las transformaciones que
ha sufrido la tecnología, la estructura de las empresas mediáticas, la cultura
de la globalización y la cultura local (lo global y la identidad); y
finalmente, las transformaciones en las relaciones sociales y las relaciones de
poder.
En
cuanto al tema de la estructura de las empresas mediáticas y su organización,
Castells identifica los siguientes cambios:
- La comercialización generalizada de los medios- la globalización y concentración de las empresas de comunicación de masas mediante conglomerados y redes;- La segmentación, personalización y diversificación de los mercados de medios de comunicación, con especial hincapié en la identificación cultural de la audiencia;- La formación de grupos empresariales multimedia que abarcan todas las formas de comunicación y, por supuesto, Internet,- y una mayor convergencia empresarial entre operadores de telecomunicaciones, fabricantes de ordenadores, proveedores de Internet y empresas propietarias de los medios de comunicación. (Castells, 2010: 89)
Según
este autor, la formación de estas redes globales ha sido posible gracias a los
cambios y la creación de nuevas políticas públicas que están a favor de la
desregulación del mercado, la liberalización y la privatización, pues éstos son
los principios que predica el sistema económico global.
Los
medios de comunicación se convirtieron en un negocio, y al ser un negocio, las
formas de comunicar y las operaciones de dichos medios han cambiado
radicalmente. Se han formado alianzas globales, pero, a pesar de estas
alianzas, lo local se mantiene, pues el éxito en audiencias y en ganancias de
un medio depende de su capacidad para adaptarse a la comunidad a la cual está
dirigido. Esto no quita que lo global, a su vez, influya en lo local: los
conglomerados, al entrar a nuevos mercados, logran reprogramar eficazmente “el
mercado regional hacia un formato comercial que facilite la conexión con sus
redes empresariales.” (Castells, 2010: 130)
Por esta
razón, programas son importados y exportados a otras naciones, como por ejemplo
Quién quiere ser millonario, Betty la
fea, entre otros. De esta manera, muchas veces se ve influencia
internacional, como por ejemplo, de Estados Unidos, en los contenidos de los
medios locales; y vemos cómo éstos, al tratar de competir por audiencias con
los productos importados, imitan formatos estadounidenses. Por otro lado, los
contenidos que se producen en las diferentes empresas no tienen mucha
identidad, sino que se trata de que pueda ser dirigido a varios públicos a la
vez.
Esta es
una de las muchas consecuencias que tiene este tipo de estructura empresarial
que están tomando los medios de comunicación. Los contenidos se van
transformando para obtener más audiencias y para tener cada vez más conexiones
y más cobertura. Y al transformarse los contenidos, se pueden generar grandes
efectos en la sociedad que está recibiendo la información tanto en su
identidad como en sus opiniones y en los símbolos que utilizan.
Bibliografía:
Castells, Manuel. Comunicación y poder. Madrid: Alianza Editorial S.A. Año: 2010
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