miércoles, 30 de mayo de 2012

La autocomunicación de masas y los conglomerados



Manuel Castells reconoce en su estudio sobre la comunicación en la era digital, que hay un nuevo fenómeno llamado la autocomunicación de masas. Este fenómeno consiste en el hecho de que la comunicación de masas, por un lado, ha dejado de ser estrictamente unidireccional (es decir, el mensaje sólo va del los medios al público pero éste no tenía oportunidad de responder), y por otro lado, ha permitido que el individuo decida qué es lo que quiere saber y qué información quiere recibir. Todo esto posible por el desarrollo de las tecnologías de la comunicación, como por ejemplo, el internet. “La capacidad interactiva del nuevo sistema de comunicación da paso a una nueva forma de comunicación, la autocomunicación de masas.” Sin embargo, los conglomerados están modelando y controlando esta nueva forma de autonomía del individuo en el proceso de comunicación.

No obstante, este potencial para la autonomía está modelado, controlado y cercenado por la creciente concentración e interrelación de las corporaciones de medios y de operadores de redes en todo el mundo. Las redes de empresas multimedia globales (incluidos los medios que son propiedad de los gobiernos) han aprovechado la ola de desregulación y liberalización para integrar redes, plataformas y canales de comunicación en sus organizaciones multinivel mientras establecían enlaces de conexión con las redes de capital, la política y la producción cultural. (Castells, 2010: 188)

Es importante aclarar que esto no implica un control total sobre las prácticas de la comunicación. Es una gran influencia, pero aún así, la comunicación es diversa, las empresas compiten entre sí, lo cual permite que haya espacio para la elección por parte del individuo. Hay posibilidades de crear nuevos productos y formas de comunicación en medio de estas redes globales, y aunque muchas veces no tienen mucho éxito en comparación con los conglomerados, algunas sí son acogidas por el público y éste puede elegir qué información o contenido quiere ver. Por otro lado, estas empresas o alianzas empresariales que son los conglomerados, deben acoplarse a las diferentes culturales de las sociedades (culturas locales) y a su vez, acoplarse a una cultura global, explicada en entradas anteriores. “Por tanto, el sistema de comunicación digital global, si bien refleja las relaciones de poder, no se basa en la difusión jerarquizada de una cultura dominante. Es un sistema variado y flexible, abierto en el contenido de sus mensajes dependiendo de las configuraciones concretas de empresas, poder y cultura.”

En muchas ocasiones se ha pensado que la formación de conglomerados actualmente ha hecho gran daño a las culturas y a la identidad de las naciones: se cree que se ha homogeneizado la cultura, que se ha perdido la identidad, y que además, al ser la mayoría de los conglomerados estadounidenses, la cultura se ha americanizado. Todo esto es falso y es importante comprenderlo. Los conglomerados tienen grandes efectos en la promoción de la cultura global, y producen muchos productos culturales globales, haciendo a ésta cada vez más fuerte; sin embargo, esto no significa que ignoren a las culturas locales. Si su fin es llegar a donde más pueden, tienen que producir contenidos más específicos con los cuales los individuos se sientan identificados.

Por otro lado, en cuanto a la manipulación que se cree que tienen estos grupos empresariales, como se puede ver, con las tecnologías actuales, existe una autocomunicación de masas, que a pesar de que esté en cierto modo controlada por los conglomerados, no le quita la libertad al individuo ni hace que éste se convierta en un participante pasivo del proceso de comunicación. Como dice Russell Neuman en su estudio sobre la audiencia de masas: “la audiencia es pasiva y activa al mismo tiempo.”

Bibliografía:
Castells, Manuel. Comunicación y Poder. Madrid: Alianza Editorial. Año: 2010

Cambios culturales en un mundo globalizado



“La cultura ha adoptado otra lógica diferente con la transición 
de la industria cultural a la industria cultural global; la globalización
 ha dado a la industria de la cultura un modo de funcionamiento 
fundamentalmente diferente.” (Castells, 2010: 165)

Los medios para poder llegar a una audiencia deben reconocer, identificar y comprender sus códigos culturales y cada sociedad tiene un código diferente. Esto implica que el formato y el contenido de los  mensajes transmitidos por los medios dependen de la evolución cultural de cada sociedad. Sin embargo, como las redes de los medios de comunicación son globales, las transformaciones culturales y la evolución cultural comienza a tener aspectos globales: “Como la sociedad red es global, hay aspectos comunes e interdependencias en el proceso de transformación cultural.” (Castells, 2010: 165)


 En la entrada anterior planteamos una pregunta: ¿QUÉ CAMBIOS CULTURALES PUEDE GENERAR LA GLOBALIZACIÓN DE LOS MEDIOS? Pues, es claro que la cultura en un mundo globalizado puede tener muchas transformaciones, y especialmente si los medios de comunicación son globales, pues esto implica que el mismo mensaje puede llegarle a muchas sociedades a la vez a pesar de sus diferencias tanto geográficas como culturales. La gran cuestión que surge a partir de esto es: ¿se está homogeneizando la cultura? A esto, Castells responde que sí, pero que en su mayor parte no.


Manuel Castells afirma que, efectivamente, existe una cultura global, y esta puede observarse en tres niveles: en un primer nivel, existe una parte importante de la población (pero minoritaria) que considera que existe una conciencia de un destino común del planeta (cosmopolitismo); en segundo lugar, existe una cultura global que se caracteriza por la mezcla y la hibridación de muchas culturas del mundo, y productos culturales de una sociedad pueden ser recibidos y acogidos por otra sociedad distinta; finalmente, está una cultura global de consumismo, pues si el capitalismo se ha globalizado, el consumismo también debe ser algo que llegue a casi todas las sociedades del mundo.

Por otro lado, las diferentes formas de identificación cultural que existen hacen más compleja la interacción entre la cultura global del consumismo, el cosmopolitismo y la hibridación cultural con las fuentes de identificación cultural.  Si a esta interacción le sumamos el otro eje de diferenciación cultural, individualismo y comunalismo, se forman cuatro combinaciones que se expresan en “formas definidas de patrones culturales” (Castells, 2010: 169):



GLOBALIZACIÓN
IDENTIFICACIÓN
INDIVIDUALISMO
Consumismo de marca
Individualismo en red
COMUNALISMO
Cosmopolitismo
Multiculturalismo

“Así pues, de la interacción de las dos grandes tendencias culturales bipolares que caracterizan a la sociedad red global han surgido cuatro configuraciones culturales: consumismo, individualismo en red, cosmopolitismo y multiculturalismo.” (Castells, 2010: 170). En este espacio cultural debe funcionar la comunicación. Los medios de comunicación, al ser globales, deben acoplarse a estas configuraciones culturales para poder transmitir los mensajes de una manera global.

Los medios de comunicación, tratando de obtener cada vez más audiencias y aumentar su negocio, promueven y construyen la cultura del consumismo de marcas. Esto lo hacen a través del sector global del entretenimiento con películas, música, telenovelas, videojuegos, libros, entre otros. “La integración global y vertical del sector facilita la difusión de las marcas a través de numerosos canales que se refuerzan entre sí. Además, la evolución de las noticias hacia el infoentretenimiento amplía el alcance del consumismo a todo el ámbito social y político.” (Castells, 2010: 170)




Son los medios de comunicación los que promueven, hacen los productos e incentivan el crecimiento de esta cultura global de consumo. Los productos culturales pueden ser de cualquier origen, y en vez de homogeneizarlos a una sola cultura (como por ejemplo, la americana) éstos son difundidos en paquetes personalizados para así poder llegar a un público mucho más amplio.  Un ejemplo de esto es Betty la Fea. “En suma: la industria del entretenimiento global, que apoya a y se apoya en la publicidad, es el principal canal para la construcción de una cultura consumista de marcas.” (Castells, 2010: 173) Por otro lado, no es sólo la cultura del consumismo la que es promovida por los medios. El cosmopolitismo se trata de promover a través de las redes de noticias de los medios globales construyendo una esfera pública mundial que reúna a las naciones, como por ejemplo, CNN.


En cuanto al multiculturalismo, en los medios se ven productos locales que utilizan los códigos culturales de la sociedad a la cual están dirigidos, y a su vez, se ve como productos globales son transformados a códigos culturales propios como el idioma. Y la cultura del individualismo se ha visto promovida por el Internet y por las plataformas de las redes sociales en la web.

Y es así como volvemos al tema de nuestro blog: Los Conglomerados. De esta manera se ve como las redes globales de medios son promotoras de la cultura global actual. Los conglomerados, o estructuras empresariales globales, toman códigos culturales de la cultura global para así poder llegar cada vez a una audiencia mucho más amplia, aumentar la cobertura, y obtener un mayor poder económico. De nuevo, se ve como estas nuevas formas de alianzas empresariales de medios pueden incidir fuertemente en la sociedad. En este caso, vemos como pueden ser creadores de una cultura global en medio de lo local. 

Bibliografía:
Castells, Manuel. Comunicación y poder. Madrid: Alianza Editorial S.A.  Año: 2010

martes, 29 de mayo de 2012

Las políticas reguladoras, los intereses empresariales, la estructura y la tecnología de los medios de comunicación



“La transformación tecnológica y cultural de la comunicación social se ha canalizado y conformado mediante estrategias empresariales que llevaron a la formación de un sistema de empresas multimedia conectado globalmente.” (Castells, 2010: 144) Son los intereses empresariales los factores que definen o determinan el despliegue de estas redes de comunicación. La formación de este sistema de empresas o de redes fue posible gracias a una transformación en las políticas reguladoras en el mundo.



Como ya se sabe, en las últimas dos décadas del siglo XX, con el auge del nuevo liberalismo económico y el libre comercio, se empezaron a implementar políticas a favor de la desregulación, la privatización y la liberalización de los sectores de la telecomunicación, el Internet, la radio, la prensa y la televisión. Generalmente, en torno a estos ámbitos existen tres tipos de políticas reguladoras: unas en torno a los derechos de la propiedad intelectual y derechos de autor, otras en torno a la regulación de los servicios (Por ejemplo, el servicio de telefonía para toda la población), y otras en torno a la propiedad de los medios. La desregulación se ha visto en el último aspecto.



En el mundo entero se ha visto esta tendencia, sin embargo, nunca tan extrema como en Estados Unidos, pues en la mayoría de naciones se tiene la noción de los medios de comunicación como entes de gran influencia sobre la cultura y la política dentro de una sociedad: “En el mundo, por lo general, la comunicación siempre se ha considerado demasiado importante como para dejarla en manos privadas.” El Estado, generalmente, era el que tenía el poder sobre los medios, y en el mundo, la privatización y la desregulación de éstos se ha venido dando a un paso más lento que en USA. El gobierno, a pesar de permitir que los medios pasen a manos privadas, tiene el poder de repartir licencias a determinadas empresas o personas.

En resumen, la política reguladora más importante en Europa y en la mayor parte del mundo ha sido la liberación gradual y limitada del control de los gobiernos nacionales sobre la radio y la televisión e indirectamente sobre la prensa escrita, a favor de una serie de grupos empresariales privados y de gobiernos regionales. Las compañías de medios de comunicación a menudo utilizaron esta relativa autonomía para conectarse con redes empresariales globales, aumentando así su independencia respecto al gobierno. (Castells, 2010: 159)
 




Como se puede ver, una de los factores decisivos en la formación de los conglomerados y la globalización y desnacionalización de la producción y distribución de los medios fueron el sistema económico del capitalismo y la tendencia al nuevo liberalismo económico. Entidades internacionales como la OMC (Organización Mundial de Comercio) y el FMI (Fondo Monetario Internacional) ayudaron a este proceso a favor del modelo económico que defienden. Esto es una evidencia de que, efectivamente, son los intereses económicos y empresariales los que definen la evolución de la comunicación social.








Esto ha tenido efectos en el contenido, y se ha observado que aquellos que son dueños de los medios tienen un gran poder económico, simbólico y por ende, político; pero, a su vez, los medios se han despolitizado cada vez más, y se han globalizado y han ampliado su contenido a un mayor número de audiencias. El poder político de los medios ya no depende de ideologías o doctrinas, sino más bien del poder económico que éstos tienen y por ende, de la influencia que pueden tener sobre decisiones del gobierno para poder seguir favoreciendo sus intereses privados.

Una de las muchas preguntas importantes que pueden surgir a partir de estas transformaciones es: ¿QUÉ CAMBIOS CULTURALES PUEDE TENER LA GLOBALIZACIÓN DE LOS MEDIOS? En la entrada anterior, hablábamos de que lo local influye en lo global, y que lo global influye en lo local. Sin embargo, consideramos importante analizar más a profundidad los efectos que pueden tener en las culturas y qué transformaciones pueden implicar. 

Conglomerados y el contenido de los medios


En el libro Comunicación y poder, Manuel Castells profundiza en el fenómeno de la comunicación en el siglo XXI. Lo primero que él afirma es que para poder comprender el proceso de comunicación actual y sus componentes, es necesario profundizar en las transformaciones que ha sufrido la tecnología, la estructura de las empresas mediáticas, la cultura de la globalización y la cultura local (lo global y la identidad); y finalmente, las transformaciones en las relaciones sociales y las relaciones de poder.

En cuanto al tema de la estructura de las empresas mediáticas y su organización, Castells identifica los siguientes cambios:
- La comercialización generalizada de los medios- la globalización y concentración de las empresas de comunicación de masas mediante conglomerados y redes;- La segmentación, personalización y diversificación de los mercados de medios de comunicación, con especial hincapié en la identificación cultural de la audiencia;- La formación de grupos empresariales multimedia que abarcan todas las formas de comunicación y, por supuesto, Internet,- y una mayor convergencia empresarial entre operadores de telecomunicaciones, fabricantes de ordenadores, proveedores de Internet y empresas propietarias de los medios de comunicación. (Castells, 2010: 89)
 Según este autor, la formación de estas redes globales ha sido posible gracias a los cambios y la creación de nuevas políticas públicas que están a favor de la desregulación del mercado, la liberalización y la privatización, pues éstos son los principios que predica el sistema económico global.

Los medios de comunicación se convirtieron en un negocio, y al ser un negocio, las formas de comunicar y las operaciones de dichos medios han cambiado radicalmente. Se han formado alianzas globales, pero, a pesar de estas alianzas, lo local se mantiene, pues el éxito en audiencias y en ganancias de un medio depende de su capacidad para adaptarse a la comunidad a la cual está dirigido. Esto no quita que lo global, a su vez, influya en lo local: los conglomerados, al entrar a nuevos mercados, logran reprogramar eficazmente “el mercado regional hacia un formato comercial que facilite la conexión con sus redes empresariales.” (Castells, 2010: 130)
 
Por esta razón, programas son importados y exportados a otras naciones, como por ejemplo Quién quiere ser millonario, Betty la fea, entre otros. De esta manera, muchas veces se ve influencia internacional, como por ejemplo, de Estados Unidos, en los contenidos de los medios locales; y vemos cómo éstos, al tratar de competir por audiencias con los productos importados, imitan formatos estadounidenses. Por otro lado, los contenidos que se producen en las diferentes empresas no tienen mucha identidad, sino que se trata de que pueda ser dirigido a varios públicos a la vez.





Esta es una de las muchas consecuencias que tiene este tipo de estructura empresarial que están tomando los medios de comunicación. Los contenidos se van transformando para obtener más audiencias y para tener cada vez más conexiones y más cobertura. Y al transformarse los contenidos, se pueden generar grandes efectos en la sociedad que está recibiendo la información tanto en su identidad como en sus opiniones y en los símbolos que utilizan. 

Bibliografía: 
Castells, Manuel. Comunicación y poder. Madrid: Alianza Editorial S.A. Año: 2010

lunes, 28 de mayo de 2012




La siguiente es una entrevista realizada por Atilio A. Boron al profesor Armand Mattelart en el marco del III Foro Social Mundial (Porto Alegre, Brasil, 2002). Es ésta se reflexiona acerca de la concentración y los monopolios de los medios de comunicación, el papel de los medios públicos y el mito de una comunicación democrática .Por otra parte, se tratan temas sobre la necesidad de una apropiación crítica de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.

El siguiente video es una crítica por parte del grupo Anonymous a la estructura empresarial de los medios, al poder y a la influencia que éstos tienen. Ésta es una postura interesante, pues muestra una de muchas percepciones que tiene la gente acerca de los medios de comunicación y el papel que juegan en la sociedad.



Entrevista a Manuel Castells sobre su libro Comunicación y Poder y sobre el panorama actual de los medios de comunicacion.

viernes, 18 de mayo de 2012

La manipulación de información: propaganda política y democracia.

Por Viviana Suárez L.
”Mantener la atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales” Noam Chomsky – Armas silenciosas para guerras tranquilas.

En cualquier contexto político, los medios juegan un papel de vital importancia para la propagación de ideas. Asimismo, sirven como herramienta para reafirmar el poder de quienes lo poseen. Cabe aclarar que definir los medios como simples escenarios políticos sería limitar su significado. Pero, en esta entrada del blog nos centraremos en la idea de los medios como escenario político de manipulación de información para mantener el poder. Para ello, analizaremos el papel que juegan los conglomerados de la comunicación y la información que éstos difunden a través de diversos medios a una sociedad inmersa en un contexto político basado en la democracia.



Noam Chomsky, un lingüista, filósofo y activista político estadounidense explicó diez técnicas que son usadas por los medios  para la manipulación de información. Éstas son:
  1. La estrategia de la distracción .
  2.  Crear problemas y después ofrecer soluciones.
  3.  La estrategia de la gradualidad.
  4. La estrategia de diferir.
  5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad.
  6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión.
  7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad.
  8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad.
  9. Reforzar la autoculpabilidad.
  10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen.
El debate sobre la responsabilidad de los medios es sumamente pertinente, pues con los nuevos escenarios sociales que implican los cambios políticos y económicos, se debe hablar de unas normas que regulen y consideren la función social de los medios y la ética periodística. En su búsqueda de sancionar y críticar las malas acciones del sector público, incurren en la difusión de información de auerdo a sus intereses particulares.


Entonces, en este contexto sería pertinente matizar qué tipo de reglamentaciones son necesarias para un ejercicio no perjudicial del periodismo, pues ¿en dónde quedarían los medios independientes?, ¿si se regulan los medios masivos, es necesario u obligatorio hacer lo mismo con los independientes?
Ahora el debate sería, ¿qué tipo de marcos podrían construirse para ceñir los medios?, pues es claro que la necesidad de hacerlo es inminente.
Bibliografía

Chomsky Noam. "Armas silenciosas para guerras tranquilas"
Delarbre Trejo Raúl. "¿Videopolítica vs. mediocracia? Los medios y la cultura democrática"
Revista Mexicana de Sociología , Vol. 56, No. 3 (Jul. - Sep., 1994), pp. 23-58

Los conglomerados, sus tecnologías y las implicaciones en una sociedad activa y participativa.

 Son innegables los efectos que conglomerados de comunicación tienen en un contexto social  determinado. Estos hacen eco y repercuten en ámbitos como la política y la economía, y si bien es posible ver que dichas esferas se ven permeadas por un contenido mediatico a nivel global, es claro que el individuo como consumidor pasa a ser un agente de cambio, que también tiene la capacidad de tomar decisiones y generar nuevos temas. Los conglomerados y la sociedad crean una reciprocidad en la que los primeros tienen un control claramente centralizado, y los segundos pasan a ser considerados agentes de cambio, actores.

Según Chomsky, los medios van regidos según los principios de pensamiento único que son: la primacía del aspecto económico sobre el político y la defensa de lo económico en nombre del pragmatismo.

Opinión que también viene apoyada por Ramonet:
En las democracias actuales, cada vez más ciudadanos libres se sienten enfangados, atrapados por esta viscosa doctrina que, imperceptiblemente, envuelve todo razonamiento rebelde, lo inhibe, lo paraliza y acaba por ahogarlo. Hay una sola doctrina, la del pensamiento único, autorizada por una invisible y omnipresente policía de la opinión. (Ramonet, 2005: 51)

La tecnología utilizada por dichos medios y otros elementos que han consituido los grandes conglomerados como su imperio por basto territorio  llegan a configurar  grandes cantidades de poder, no solo a nivel territorial sino económico, dejando a pequeñas empresas que se dedican al oficio de una manera independiente en el limbo, la mentalidad económica junto con la tecnología no solo influye en sí mismos como conglomerados, sino que como vimos anteriormente cambian la perspectiva del ciudadano.

Los efectos sociales son vistos entonces de manera consecuencial de la inmersión de la tecnología en el mismo círculo, es, por tanto, improbable hablar de una sociedad actual en la que sin el desarrollo y la capacidad tecnológica se sigan teniendo los mismos efectos:

La tecnología no es una mera herramienta polivalente y neutra según las intenciones y usos de no importa qué usuario. Bien al contrario, se inserta socialmente conforme a la lógica del desarrollo y de las decisiones de los diversos poderes. (Zallo, 1997: 56)

 El sistema medíatico enmarca no solo políticas en las que es menester el generar una opinión pública crítica, sino que gracias a su contenido netamente empresarial y publicitario, los conglomerados encierran una amplia gama de competencias en las que, al ser una o dos en Estados conformados a nivel mundial, el material  de entretenimiento que se presenta va a quedar consumado en grandes grupos,

«The global media system is now dominated by a first tier of nine giant firms […] Besides needing global scope to compete, global media giants have two rules of thumb. First, get bigger so you dominate markets and your competitions can’t buy you out. Firms like Disney and Time Warner have almost tripled in size this decade. Second, have interests in numerous media industries, such as film production, book-publishing, music, TV channels and networks, retails stores, amusements parks, magazines, newspapers, and the like. The profit whole for the global media giant can be vastly greater than the sum of the media parts». (McChesney, 2000: 59)

Cabría entonces cuestionarse hasta qué punto la publicidad, el entretenimiento, las noticias, la información que se le ofrece a la  sociedad están abiertas a nuevos cambios en sus estructuras internas con el fin de que el espectador, el visitante,el consumidor, tenga una capacidad de decisión según nuevos marcos en los que se debata la ética periodística.

Bibliografía

CHOMSKY, N. y RAMONET, I. (2005, 19ª Ed.). Cómo nos venden la moto. Información, poder y concentración de medios. Barcelona: Icaria.

ZALLO, R.(1997) Euskadi o la segunda transición: nación, cultura, ideologías y paz en un cambio de épocas. Donosti: Erein.

Cómo el elemento o factor político está inmerso y es inherente los conglomerados de comunicación.



Alejandro López Correa



Como se ha evidenciado en entradas posteriores, los conglomerados de comunicación tienen alta incidencia en múltiples esferas y variados aspectos de un territorio en particular, inclusive inimaginables. Es decir, un conglomerado de comunicación se relaciona con lo político, lo social y lo económico, y si somos más radicales, los conglomerados llegan incluso a incidir inclusive en culturales de una población cualquiera, en general. De la que se hable.

La temática pertinente a esta incidencia y este "doble condicional" entre conglomerados y esferas afectadas -es decir, el hecho de que la política, la sociedad y la economía contribuyan y retroalimenten a la formación de estos conjuntos empresariales e informativos-, ha sido debate central de este blog. Y esta entrada no es la excepción, puesto que en tal me propongo a presentar un balance del trabajo realizado a través del semestre -a manera de conclusión- así como también tengo como pretensión evidenciar el elemento político, presente en todo momento si se trata la temática de los conglomerados de comunicación.

Para tal fin, tendré en cuenta el artículo acerca del tema de María Camila Ocampo Villegas, comunicadora social de la universidad de La Sabana. El texto, publicado en el año 2004 se titula "Conglomerados multimedia: la nueva tendencia empresarial de los medios de comunicación", y es de resaltar que dicho escrito es innovador y premonitorio en tanto se anticipa medianamente a la situación que se vive hoy día en el mundo de los conglomerados de comunicación, que tienen el plus de llevar el elemento multimedia implícito. Lo anterior se debe al Internet y la multiplicidad de formatos disponibles a la hora de llevar a cabo las prácticas pertinentes al desarrollo y consolidación de los conglomerados de comunicación. Por ejemplo, una asociación o alianza económica entre dos grupos empresariales grandes que tengan como pretensión la consolidación o el acrecentamiento de un conglomerado se puede dar a conocer ya sea por televisión, o por Internet, o por radio. En tal sentido, Ocampo Villegas nos otorga un punto de vista previsible en torno a lo que estaba por acontecer en esa situación.

Como primera medida, es pertinente evocar una situación propia del desarrollo de los conglomerados de comunicación en estos últimos años: el hecho de que el proceso se realice paralelo a la globalización. Al momento de publicarse el texto, la palabra globalización estaba en auge y hoy día es un concepto revaluado casi por completo, puesto que el proceso de globalización ya está más que dado en casi todo el mundo. Al evocar esa situación de globalización generalizada, Ocampo Villegas señala que América Latina no es ajena a la inmersión de los conglomerados de comunicación, tanto en un ámbito general -empresas, Gobiernos, Estados- como en uno específico -cómo estas grandes alianzas afectan los aspectos más ínfimos de la vida cotidiana de los habitantes de una población en particular-. En referencia a la reciente inmersión de los conglomerados al ámbito latinoamericano, la autora enuncia que "si bien estos medios de información respondían a ideologías nacionales, ahora defienden y protegen una sola ideología multinacional: el mercado anclado a la globalización, la unificación cultural y el consumismo" (p. 4, Ocampo Villegas, 2004).

Con relación a lo anterior, me gustaría relacionar el aporte de la autora con el elemento político que pretendo evocar, pues si bien la función de los conglomerados -refiriéndose a Latinoamerica- ha cambiado, la relevancia política implícita en los intereses de estos es más que evidente. Por una parte, la pretensión anterior de los conglomerados era dar cuenta de una ideología nacional, es decir, se remitía a un elemento específico propio de la concepción política de los habitantes de una nación determinada. Sin embargo, esto se tornó más general con el paso del tiempo hasta el punto de optar por el propósito de generar una ideología multinacional. En este punto el elemento político se cruza con el económico porque la ideología multinacional -la más generalizada- se pretende legitimar a través de elementos como el mercado y el consumismo.

Me gustaría ahora resaltar la 
importancia de medios de comunicación en manos de grupos políticos. Los dos anteriores agentes, en conjunto, formarían un conglomerado, como bien se sabe. No obstante, la situación es peligrosa porque, como lo anuncia Ocampo Villegas (2004), estas empresas mediáticas tienen la función de proteger la imagen de los grupos políticos que las subvencionan, lo cual, desde una perspectiva muy personal, va en detrimento de la información otorgada por dichos grupos comunicacionales. Tal situación se ha evidenciado a lo largo de todo el trabajo en el blog, y a su vez evoca la constante situación de dominación por parte de la élite y subyugo por parte de los grupos minoritarios, de la que todos estamos enterados. Es decir, hay una élite privilegiada que ha legitimado su status y sus beneficios a través del tiempo, y esa élite presenta las condiciones necesarias para la manutención y consolidación de los principales medios para controlar a una población. 


En resumidas cuentas, esta situación -que tiene un alto contenido político- es prácticamente financiada por los grupos comunicacionales que en principio no fueron creados para satisfacer tal función que es beneficiaria para una unos cuantos nada más. Lo anterior, a su vez, reproduce lo que conciba la población subyugada en términos políticos, y esa concepción a fin de cuentas será la propiciada por la élite que tiene el poder de las comunicaciones.

La posición de la autora es difusa y contradictoria en torno a las temáticas que trata en su texto, por lo que veremos más adelante. Afirma, en cuanto a los medios comunicacionales, que estos "se están convirtiendo en emporios poderosos que determinan sus propias reglas y que han descubierto que la explotación comercial de los mensajes es una de las industrias más florecientes del tercer milenio" (p. 8, Ocampo Villegas, 2004). Las reglas que se determinen reflejarán la percepción política de tales medios. Sin embargo, es absurdo pensar en lo anterior puesto que las reglas que se fijen estarán supeditas a un grupo más grande que subviene sus intereses -y este es político o económico, por lo general-, entonces, a fin de cuentas, los grupos comunicacionales son más un canal de transmisión de ideas de entes mayores que entidades ajenas e independientes con capacidad de dar cuenta de intereses propios.


Finalmente, pasando a otro plano, me gustaría realizar una corta reconstrucción de las entradas previas que constituyen el trabajo realizado a lo largo del semestre. Durante las primeras entradas, las entradas del blog se dedicaron de lleno a contextualizar el tema, hacer un bosquejo de la situación de los conglomerados en Latinoamérica, y ejemplificaba -por medio del caso del Grupo Planeta- la manera en la que los conglomerados de comunicación influían en las nuevas narrativas periodísticas . Las entradas del blog proseguían trayendo a colación la temática pertinente a la estructura de los medios específicamente en el caso colombiano, así como también volvía a hacer énfasis en la estructura de los conglomerados latinoamericanos por medio de un mapa que cuenta con algunos ápices de infograma. Adentrándose más en la pretensión particular del blog -hablar de manera general de los conglomerados para dar cuenta de lo que pasaría en uno a nuestro alcance -como por ejemplo el caso hipotético del Grupo Santodomigo-, en la entrada del 20 de abril se observa de manera coyuntural el porqué es importante comprar medios de comunicación, realzando una vez más el elemento político implícito en todo este accionar. De manera similar, dicha temática principal -el tema de los conglomerados y sus implicaciones en la sociedad en general- se puede observar otras entradas, tales como La formación de un individuo a través de los sistemas de comunicación o Industria cultural y los conglomerados: monopolio de la cultura. Ya para terminar la pequeña mención a la temática del blog en general, este también se ha encargado de tratar una suerte de temáticas extracurriculares, tales como la visita de Gay Talese a Colombia o denotar el tipo de narrativa utilizado por otro blog que se dedica profundizar en el tema de estereotipos y formación de nación.

La anterior intervención ha sido, pues, una de las últimas en el presente blog que -como he venido señalando reiteradamente- se ha detenido en la temática respectiva a los conglomerados de comunicación y sus posibles connotaciones en todos los ámbitos posibles, tanto macro como micro. A manera de conclusión parcial del tema, me gustaría abrir el agitado y controvertido debate sobre la función de estos "inocentes" conjuntos de empresas que, a decir verdad, casi controlan la sociedad, o por lo menos su supraestructura. ¿Qué tan influenciado está nuestro contexto por los conglomerados de la comunicación?, ¿es pertinente que grupos con fines económicos y políticos controlen a los medios?, ¿en qué casos es pertinente tal control o intervención? A partir de lo anterior, ¿qué tan evidente es esa situación en nuestro contexto colombiano?, ¿nos beneficia?, ¿qué propuestas existen en pro de mitigar el impacto de estos grandes grupos económicos y comunicacionales?, ¿en qué medida el control de grupos políticos o económicos sobre medios de comunicación vician la información que se le presenta a la sociedad?



Bibliografía.

Ocampo Villegas, Maria C. 2004. Conglomerados multimedia: la nueva tendencia empresarial de los medios de comunicación. Universidad de la Sabana. Bogotá, Colombia.












La paradoja de la Concentración y transnacionalización en las industrias culturales: Formulación de políticas públicas en torno a este fenómeno.




Por Juana Teresa Callejas.

La inserción de la industria cultural y de comunicación en las dinámicas  capitalistas monopolistas generó que se avanzara rápidamente en políticas relativas a la “desregulación” y privatización sobre los medios de comunicación. Paradójicamente  el principio democrático del “libre flujo de la información”  funcionó como una crítica que defendía a la industria cultural de las agresivas políticas comerciales[1].

En el presente artículo se pretenden exponer cómo se han enfrentado a través de políticas públicas el fenómeno de los conglomerados de comunicación desde las primeras críticas que se le hizo a este modelo, hasta lo que se formuló en materia de imperialismo cultural en las últimas décadas de la década de  los noventas.

La nueva fase histórica del capitalismo y el desarrollo de los monopolios ha implicado que los medios de comunicación  pasen a ser considerados “como entidades económicas que desempeñan una función directamente económica en cuanto creadoras de plusvalía a través de la producción de mercancías y del intercambio, y una función económica indirecta, a través de la publicidad creando plusvalía dentro de otros sectores de la producción de mercancías[2]” .La industria cultural valoriza los capitales que se invierten en ella, al mismo tiempo que opera como un espacio de legitimación de una organización social determinada[3].
En las últimas dos décadas, los grandes conglomerados de comunicaciones han acabado con el ideal de un flujo equilibrado de la información en   los países centrales y los periféricos. En la actualidad la industria de la comunicación está controlada por un pequeño grupo de corporaciones transnacionales que actúan  sobre un mapa cada vez más reducido y que se extienden indiscriminadamente en el campo de la cultura, la información y el entretenimiento.

Hasta mediados del siglo XX las grandes transnacionales de medios se concentraron en actividades como las agencias de noticias, la radiodifusión por onda corta y en la industria del cine. Más adelante en la década de los setentas se expandieron hacia otros sectores como la industria editorial, la música, la publicidad, la televisión y el internet. En esta misma década la fuerte dominación global que ejercían estas compañías empezó a ser cada vez más evidente y a representar resistencia, particularmente en los países del tercer mundo, lo cual generó que se desataran críticas en contra del imperialismo cultural.

La primera crítica directa que hicieron lo países centrales en contra del  imperialismo cultural fue en la UNESCO en 1969 en la IV Reunión del Movimiento de Países No Alineados que se llevó a cabo en Argelia en septiembre de 1973. En ella se  planteó “la necesidad de reafirmar la identidad cultural y nacional y de eliminar las secuelas nefastas de la era colonial”. Posteriormente estas críticas terminaron por consolidarse cuando  se definió cuáles eran las características que debía tener  el Nuevo Orden Mundial de la Información y las Comunicaciones (NOMIC) y con la publicación del informe McBride, donde se reclamaban relaciones y políticas más equilibradas  respecto  a la información y la comunicación entre las naciones centrales y las periféricas.

Finalmente estas discusiones terminaron cuando los norteamericanos decidieron en noviembre de 1982 no atender a las sesiones de la UNESCO que funcionaban como plataforma de discusión sobre las políticas de comunicación.  De esta forma, en 1985 Estados Unidos e Inglaterra se retiraron de la UNESCO y la International Telecommunication Union (ITU) paso a ser  la organización “facultada” para divulgar y promover las ideas de las grandes corporaciones transnacionales, contrarias a los postulados e intereses del NOMIC.

Esto hizo evidente el fracaso del NOMIC y el informe McBride en materia de políticas que regularan la comunicación, y por el contrario se siguió avanzando  rápidamente con políticas relativas a la “desregulación” y privatización sobre los medios de comunicación. Estas, fueron en su mayoría impulsadas por Tatcher y Reagan, lo que posibilitó el surgimiento y la consolidación de un gran número de transnacionales de medios. De esta forma, el tema central de las políticas de comunicación pasó de estar centrado en promover relaciones más equilibradas respecto  a la información y la comunicación para estar centrado en las políticas que respondieran a los intereses económicos de los conglomerados, tal fue el caso de la defensa de los derecho de autor.

Surgió un nuevo escenario regido por competitividad empresarial, los cual produjo profundas inequidades entre y al interior de las distintas regiones del mundo. “El dinero se convirtió en la única llave para acceder a la autopista de la información. La economía mundo basada en el libre mercado evidenció un desarrollo desigual que aparece plasmado todos los años en las estadísticas difundidas por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) [4]

El PNUD ha mostrado como la idea de un mundo en el que todos viven conectados a internet y tienen acceso a la información es un simple mito publicitario. Las estadísticas muestran altos índices de analfabetismos y bajos índices de conexiones a redes, servicios públicos y consumos culturales. “el 88 por ciento de todos los usuarios de internet viven en países industrializados, que sólo representan el 15 por ciento de la población mundial. Sud Asia, hogar del 20 por ciento de la población mundial, representa menos del 1 por ciento de la población global de Internet. Mientras tanto, África, hogar de 739 millones de personas cuenta solamente con 14 millones de líneas telefónicas y un millón de usuarios de Internet[5]

Las regiones que no logran entrar en la dinámica y la lógica de economía mundo son marginadas y relegadas. Como plantea Alain Herscovici esto sucede porque el espacio “no es más regulado en función de sus lógicas propias (sociales, antropológicas y culturales) sino de las necesidades del capital transnacional”. En el caso de la industria cultural esto se presenta en el fenómeno de los conglomerados; solo unas pocas compañías controlan la producción y distribución de la gran mayoría de los contenidos e información que circula por todo el mundo. La información y los diferentes productos culturales que difunden las compañías transnacionales de comunicación  son centrales en las dinámicas capitalistas monopolistas, ya que estas participan en la construcción de un sentido común que ubica al mercado como el principal asignador de recursos al interior de la sociedad[6].

El nuevo escenario en donde, el tema central de las políticas de comunicación pasó a estar centrado en políticas de “desregulación” y acordes con los intereses de los grandes conglomerados llevo a que en la década de los noventa las barreras arancelarias del comercio y de la inversión se flexibilizaran. Durante la Ronda de Uruguay, realizada en 1994, el General Agreement on Tariffs and Trade (GATT) se avanzó con la idea de lograr una liberalización gradual de los mercados agrícolas, de telecomunicaciones y de los servicios financieros.

En estados unidos La Ley de desregulación de las telecomunicaciones, fue sancionada el 8 de febrero de 1996, acelerando el proceso de concentración de los medios de comunicación y de las empresas de telecomunicaciones. En el ámbito mundial La liberalización del sector de las telecomunicaciones se refrendó en el ámbito mundial el 15 de febrero de 1997, cuando 69 países de la OMC, que por entonces concentraban el 93 por ciento del mercado internacional, se comprometieron a garantizar el acceso sin restricciones a sus mercados para operar en telefonía básica.

Cabe preguntarse entonces hacia dónde se dirige la formulación de políticas públicas en materia de la concentración empresarial de la comunicación. Además  es sumamente pertinente preguntarnos hacia donde deberían dirigirse si consideramos los nefastos efectos que este fenómeno está generando dentro de la comunicación.

Bibliografía:
Krakowiak, Fernando Andrés. Concentración y transnacionalización en las industrias culturales. Surgimiento y consolidación de los conglomerados transnacionales de medios. - 1a ed. - Buenos Aires: Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación, 2009.


[1] Comparar con: Krakowiak, Fernando. Concentración y transnacionalización en las industrias culturales Surgimiento y consolidación de los conglomerados transnacionales de medios. Pág. 4
[2] Ver en: Bis. Pág. 22
[3] Ver en: Bis. Pág. 22
[4] Ver en: Krakowiak, Fernando .Concentración y transnacionalización en las industrias culturales
Surgimiento y consolidación de los conglomerados transnacionales de medios. Pág 24
[5] Ver en: Bis. Pág 24
[6] Comparar con: Krakowiak, Fernando. “Concentración y transnacionalización en las industrias culturales Surgimiento y consolidación de los conglomerados transnacionales de medios”. Pág. 24

miércoles, 25 de abril de 2012


Honrarás a tu padre del Nuevo Periodismo.
Por: Viviana Suárez L.

    Las miradas de los asistentes rebozaban curiosidad, revelaban una expectativa desmesurada que no apaciguaría sino hasta cuando el evento terminara. Todos contaban con un aparatito pequeño, una herramienta útil para quienes no sabían inglés. ¡Pero qué maravilla esta tecnología tan avanzada! No sabía que existían los traductores simultáneos en forma de radiecito, dijo un joven que se encontraba realizando la fila. Quien haya inspeccionado a cada una de las personas que se encontraba en aquella fila de espera, bien pudo haber sacado conclusiones como que, de acuerdo a la ansiedad que todas las caras delataban, se trataba de la cola para ingresar al backstage de un concierto de rock y que esas personas estaban a solo unos cuantos minutos de conocer a su personaje favorito. Eran jóvenes, casi todos vestían ropa que evidenciaba un gusto más bien exquisito y, de paso, a todos les colgaba una cámara profesional del cuello y en la mano llevaban una libretita para guardar autógrafos. Cual periodistas que toman nota y están pendientes de que no se les escapen las palabras más relevantes cuando hacen el cubrimiento de un evento importante; o de captar la escena clave con la cámara para guardar imágenes que respalden el reportaje.

    Entraron con un salvajismo mitigado por la cordialidad y la cortesía que les exige la urbanidad de Carreño, pero a todos los delataba la mirada que competía por conseguir una silla en las primeras filas del auditorio. Una vez sentados, todos atentos a que el evento empezara, se escuchó  una oleada de aplausos que se originaban desde la puerta por la que todos habían ingresado al lugar. Se trataba de la entrada triunfal del tan esperado personaje, un viejito que llevaba puesto un traje verde impecable con unos mocasines del mismo color que combinaban a la perfección con un sombrero beige cubriendo sus canas.  No uno de turista como esos que suele usar Woody Allen, sino uno que desvelaba finura y elegancia.
     
    La juventud se levantó de sus asientos en tanto lo vieron caminar hacia el escenario, acompañado de dos personas que dirigían y escoltaban su trayecto desde la entrada, atravesando todo el auditorio José Asunción Silva del Centro Internacional de Negocios y Exposiciones de Bogotá  –Corferias–. Su andar era más bien el de una persona que rodea los cincuenta, máximo sesenta años de edad; no revelaba los ochenta que carga consigo. Ahí estaba Gay Talese, asediado por un público inquieto que no paraba de disparar los flashes de las cámaras contra su humanidad, pero con una vitalidad tal, que fácilmente se podía comparar con la de cualquier asistente.
Rodrigo Pardo García, director de noticias RCN, lo esperaba en el escenario. Él era el encargado de compartir algunas preguntas con la leyenda del periodismo viva, que dieran rienda al desarrollo de una conversación agradable.  La charla duró un poco más de una hora. Sin embargo, solo hubo espacio para unas cuantas preguntas que llevaban a don Gay Talese a regarse en respuestas exquisitas para todos los amantes del Periodismo puro, del admirable, del que mezcla elementos estilísticos que se creían propios del género literario con descripciones de situaciones de interés general, logrando textos cargados de elocuencia y de finura sintáctica comparables a las de un cuento de ficción. Ese que hacen llamar “Periodismo de no ficción” o “Nuevo Periodismo”, del que dicen Gay Talese es uno de los principales precursores -cosa que le incomoda un poco-, consiste, en esencia,  en buscar historias nimias y contarlas de manera tal que mezclen elementos con los cuales cualquier lector logre identificarse. Una historia de carácter universal, que contenga detalles que impregnan la cotidianidad del ser. Una historia que vele por mantenerse fiel a la verdad. Una historia que hable de las personas, que se acerque a ellas. Una historia que provenga de eventos privados, no de la esfera pública. Una historia que no aspire ser un headline sobresaliente, sino que solo quiere ser contada. En fin, historias ordinarias de gente ordinaria, que no son noticia, pero que parecen una por la manera en que son contadas. Eso es lo que hace el “Nuevo Periodismo”.
    Por momentos se esclarecía tanto su forma de pensar a través de los ejemplos que proporcionaba acompañando sus respuestas, que parece un poco descabellado pensar en que Gay Talese tuvo como principal propósito incitar a los jóvenes periodistas a escribir sobre el escándalo de las prostitutas en la Cumbre de las Américas realizada en Cartagena; como lo afirmó  un diario bogotano[1] (Publimetro) al día siguiente de la charla realizada el veintiuno de abril. Ese diario lo afirma, pero no es deducible que el ejemplo que dio Gay Talese con las prostitutas fuera lo más relevante de su discurso. Antes bien, si lo fuera, de inmediato entraría en contradicción con lo que él más defendió en la charla: el sensacionalismo –como es el Periodismo de hoy en día–, no debe ser catalogado como Periodismo.
    Sus palabras estuvieron cargadas de acicates para el público asistente –estudiantes de Periodismo de diferentes universidades de la capital–, además de una patente crítica a la manera de hacer Periodismo en la actualidad. Afirmó que la mediocridad está carcomiendo a aquellos quienes dicen ser periodistas, alimentados por la facilidad que les brindan las herramientas tecnológicas que les limita cada vez más el campo de interacción con la situación de la que van a escribir una historia, más específicamente: con la gente de la que van a hablar en esa historia. Una de las frases que más retumbaron en mis oídos es la siguiente: “You have to be with the people you’re writing about”. Esto significa acercarse a las personas sobre las que el periodista va a escribir. No utilizar ningún medio que aleje a la persona. Cualquiera dirá que a Talese le seduce la Antropología, y quién quita que tenga razón. Al usar una grabadora de voz, decía Talese, se queda la impresión que se está obteniendo información precisa. Pero no. Lo que la gente dice no es justamente lo que piensa. Las personas no hablan con sentido. Hay que acercarse a ellas. No verlas como un objeto al que podemos grabar y luego escribir historias y noticias a partir de eso. Hay que respetarlas. Hay que verlas como clientes. Hay que servirles. A través de las grabaciones de voz se pierde el arte de escuchar. En este sentido, se pierde la relación entre el escritor y la persona. Se pierde la interacción.
    El público permaneció en silencio mientras la leyenda respondía las preguntas del periodista. Claro, reían cuando había que reír porque al buen maestro no se le escapó una dosis de humor en cada respuesta. A otras personas, como a mí, suscitaba más ternura que carcajadas cada vez que lanzaba un chiste. Con cada referencia  a situaciones cotidianas, como el ejemplo de aquéllos artistas que jamás serán conocidos por quienes son realmente, como el saxofonista, a quien se refirió como “un artista sin público”; demostraba que solo basta con un poco de imaginación para lograr escribir una buena historia. Ni siquiera es necesario viajar para llegar al lugar de “LA” noticia, sino que se puede escribir acerca de cosas comunes, de lugares comunes. Transformar gente ordinaria en historias extraordinarias.
    Me quedaría citando más momentos dignos de resaltar de aquélla conferencia, que deja a cualquiera volando entre ideales que para muchos parecen utópicos. Para algunos otros, como a mí, más bien parece un reto. Eso sí, algo idealista, pero, al fin y al cabo, un reto que representa una travesía hacía un periodismo diferente al que se practica hoy en día en Colombia. En unos años, revisaré en retrospectiva qué tanto he tenido en cuenta a la hora de la práctica, esas palabras de Talese que tanto atraparon mi atención, esa invitación a contar la verdad, a vestirse para la historia, a involucrarse directamente con los personajes –un trabajo casi antropológico, por cierto–, a no utilizar intermediarios tecnológicos de algún tipo para acercarse a una historia, a aportarle algo de ti a la historia en la que te sumerges a escribir, a impregnarse del querer ser honorable en la profesión, a respetar la profesión que te emplea, a querer ser un artista en la escritura y un artista en aparentar ser respetable. A ser un periodista.